Nos ha parecido muy interesante ofrecer el siguiente artículo del Prof. Dr. D. José-Romás Flecha Andrés, de la Universidad Pontificia de Salamanca sobre un tema actual que debemos pensar desde las claves de la Bioética.
Se dice que la Bioética está de
moda. En cualquier comisión universitaria de Bioética se analizan
cuidadosamente los proyectos de investigación. No precisamente para ponerles
dificultades, sino para favorecer que sean aceptados por los organismos que los
patrocinan o por las instituciones académicas a las que desean presentarse.
Muchos proyectos requieren el uso de ratones para
realizar los experimentos científicos pertinentes. En las reuniones de la
comisión se evalúa el número requerido de animales. Además, se examina con
cuidado el trato que se ha de dar a los ratones, el dolor que pueden
experimentar y, sobre todo, la muerte que han de recibir.
Pero todo este proceso puede cambiar a muy corto
plazo. El día 29 de marzo de este año 2012, Giovanni Maria del Re publicaba en
el diario Avvenire una nota inquietante. Se trata de un comentario al proyecto
“ESNATS”, que viene a significar “Nuevas estrategias de tests alternativos
basados sobre las células estaminales embrionales”.
Las palabras pueden ocultar la realidad. Bajo esas
siglas se presenta el propósito de usar embriones humanos “sobrantes” y
mantenidos en congelación, con el fin de realizar las necesarias pruebas de
toxicidad de los nuevos productos farmacéuticos. De esa forman se puede
prescindir de los ratones y se ahorran
los gastos que suponen los animalarios.
Pues bien, este proyecto de investigación sobre células
madre embrionarias, coordinado por Jürgen Hescheler, del Instituto de
Neurofisiología de la Universidad de Colonia, estaría financiado por la Unión
Europea con 12 millones de euros en el ámbito del VII Programa marco que está
vigente en este período de 2007-2013
Habría que recordar
que el pasado 18 de octubre de 2011 el Tribunal de Justicia Europeo puso
el veto a las patentes de embriones humanos, afirmando de paso su identidad
humana. El nuevo proyecto marcaría una flagrante contradicción a aquella sentencia.
El problema ético que platea el proyecto ESNATS tiene
muchos aspectos. Pero en este momento basta subrayar que la política europea
parece considerar más respetables a los animales que a los embriones humanos.
Por otra parte, la utilización de embriones humanos
para la investigación demostraría algo que resulta cada vez más evidente: la
orientación económica que ha caracterizado
en estos últimos tiempos a la unión europea. Parece importa sobre todo
la ganancia y los beneficios financieros de las grandes empresas.
En el mismo número del diario Avvenire, Michele
Aramini insiste sobre este punto al subrayar una contradicción que resulta
evidente. Mientras que cada día se aumenta la protección de los animales y se
prohíbe su utilización para una investigación que podría ser útil para el
hombre, la sensibilidad ética con relación al embrión humano disminuye de forma
alarmante.
Claro que habría que preguntarse si los organismos
europeos de Bruselas se atreverían a dar estos pasos si la opinión pública
manifestara su repulsa.
José-Román Flecha Andrés
Universidad Pontificia de Salamanca