Es
sorprendente la rapidez con que se ha difundido la idea de que el
embrión humano no merece el respeto debido a la vida humana. De ahí a su
manipulación y comercialización no hay más que un paso. Y de ahí al
aborto provocado y financiado se llega inmediatamente.
Con razón se está hablando ya de un genocidio y también del “holocausto silencioso”. En algún momento se despreciaba la vida humana por razón de la raza. Hoy se la destruye simplemente por razón del tamaño del viviente o del tiempo del proceso vital.
Pero ya es hora de cambiar nuestros esquemas mentales. Hora de admitir que el embrión humano es “Uno de nosotros” (One of us). Así lo proclama el Día internacional de la Vida, que se ha celebrado el pasado día 6 de abril.
Recordamos que el día 18 de octubre de 2011 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos prohibió la creación de patentes científicas que requieran la destrucción previa de embriones humanos. La razón de tal prohibición era muy clara: esa destrucción viola “la protección debida a la dignidad humana”.
El dictamen de este tribunal de Estrasburgo se apoya en la evidencia científica de que el embrión humano es un ser humano a partir de la fecundación. Por eso se opone a la fabricación de productos que impliquen la destrucción de los embriones. Por la misma razón habrá de oponerse a la investigación a base de embriones.
La Ley española de Biomedicina y la ley relativa a las técnicas de reproducción humana asistida permiten la utilización y destrucción de embriones. Es más, en nuestro país se financian proyectos de investigación a partir de células madre embrionarias, cuando existen alternativas que respetan la dignidad de la vida humana usando células madre adultas.
Por todo ello la plataforma ciudadana “Derecho a vivir” exige “que ningún proyecto de presupuesto sea aprobado para la financiación de actividades que destruyan embriones humanos”. Por la misma razón se pide que se prohíba “la creación de embriones humanos exclusivamente para la obtención de células madres”.
Se pide, además, a la Unión Europea “que no se financien los proyectos de cooperación al desarrollo para financiar el aborto, directa o indirectamente a través de la financiación de organizaciones que practican o promueven el aborto”.
Esta exigencia no responde al ideal de un soñador aislado. De hecho se inscribe en la iniciativa ciudadana “Uno de nosotros” (One of us), que pretende llevar la voz de los ciudadanos hasta el seno de la Comisión Europea. Es posible obtener más información en la página oficial de la iniciativa: www.oneofus.eu
En otros momentos de la historia, muchas personas dijeron ignorar el genocidio que se estaba perpetrando. Ahora los ciudadanos reclaman el derecho a hacerse oír. La defensa de la vida humana desde la fecundación hasta la muerte natural no es asunto de una sola religión. Nuestro silencio ante este genocidio nos convierte en cómplices.
José-Román Flecha Andrés
Con razón se está hablando ya de un genocidio y también del “holocausto silencioso”. En algún momento se despreciaba la vida humana por razón de la raza. Hoy se la destruye simplemente por razón del tamaño del viviente o del tiempo del proceso vital.
Pero ya es hora de cambiar nuestros esquemas mentales. Hora de admitir que el embrión humano es “Uno de nosotros” (One of us). Así lo proclama el Día internacional de la Vida, que se ha celebrado el pasado día 6 de abril.
Recordamos que el día 18 de octubre de 2011 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos prohibió la creación de patentes científicas que requieran la destrucción previa de embriones humanos. La razón de tal prohibición era muy clara: esa destrucción viola “la protección debida a la dignidad humana”.
El dictamen de este tribunal de Estrasburgo se apoya en la evidencia científica de que el embrión humano es un ser humano a partir de la fecundación. Por eso se opone a la fabricación de productos que impliquen la destrucción de los embriones. Por la misma razón habrá de oponerse a la investigación a base de embriones.
La Ley española de Biomedicina y la ley relativa a las técnicas de reproducción humana asistida permiten la utilización y destrucción de embriones. Es más, en nuestro país se financian proyectos de investigación a partir de células madre embrionarias, cuando existen alternativas que respetan la dignidad de la vida humana usando células madre adultas.
Por todo ello la plataforma ciudadana “Derecho a vivir” exige “que ningún proyecto de presupuesto sea aprobado para la financiación de actividades que destruyan embriones humanos”. Por la misma razón se pide que se prohíba “la creación de embriones humanos exclusivamente para la obtención de células madres”.
Se pide, además, a la Unión Europea “que no se financien los proyectos de cooperación al desarrollo para financiar el aborto, directa o indirectamente a través de la financiación de organizaciones que practican o promueven el aborto”.
Esta exigencia no responde al ideal de un soñador aislado. De hecho se inscribe en la iniciativa ciudadana “Uno de nosotros” (One of us), que pretende llevar la voz de los ciudadanos hasta el seno de la Comisión Europea. Es posible obtener más información en la página oficial de la iniciativa: www.oneofus.eu
En otros momentos de la historia, muchas personas dijeron ignorar el genocidio que se estaba perpetrando. Ahora los ciudadanos reclaman el derecho a hacerse oír. La defensa de la vida humana desde la fecundación hasta la muerte natural no es asunto de una sola religión. Nuestro silencio ante este genocidio nos convierte en cómplices.
José-Román Flecha Andrés
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