Les adjuntamos el material que la Delegación de Pastoral de la Salud ha elaborado para la celebración del Día del Enfermo que se celebrará el próximo día 13 de mayo, el próximo domingo.
VI Domingo de Pascua – 13 de Mayo
Pascua del Enfermo
Tema: El poder curativo de la fe
Lema: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado” (Lc 17, 19)
Sugerencias pastorales
·
La
Pascua del Enfermo es el acto gozoso y festivo que clausura la Campaña del
Enfermo. En todo este tiempo de la campaña hemos intentado crear en nuestras
comunidades una mayor sensibilidad hacia los miembros enfermos y un compromiso
por la promoción de la salud.
·
La
Pascua del enfermo ha de ser una gran fiesta para la parroquia, el hospital o
la comunidad, y se puede aprovechar para movilizar a toda la comunidad y,
teniendo en cuenta siempre la realidad de cada enfermo, hacer todo lo posible
para que estén presenten en las celebraciones.
·
Cuando
no sea posible la presencia de los enfermos en la celebración, la comunidad ha
de esforzarse para hacerse presente en el domicilio, con respeto y delicadeza,
preparando el encuentro con el enfermo y su familia.
·
Al
haber tenido como tema en la Jornada Mundial del Enfermo, el 11 de febrero, “la
gracia especial de los sacramentos de sanación”, quizá sea conveniente la
celebración comunitaria de la Unción de Enfermos. Será muy importante una buena
preparación, teniendo en cuenta quiénes son los sujetos de la Unción –no se
debe banalizar el sacramento por quitar los aspectos negativos que para muchos
cristianos tiene el sacramento– y darle todo el sentido del Sacramento.
·
A tal
efecto, conviene recordar algunos párrafos del Ritual de la Unción y Pastoral
de Enfermos:
“La santa Unción debe ser conferida con todo cuidado
y diligencia a los fieles que, por enfermedad o avanzada edad, vean en grave
peligro su vida. Puede darse la santa Unción a los ancianos, cuyas fuerzas se
debilitan seriamente, aun cuando no padezcan una enfermedad grave.” (RUPE 8,11)
“Es muy aconsejable, al menos alguna vez durante el
año, y siempre que sea posible, la celebración comunitaria y colectiva, si hay
varios enfermos capaces de trasladarse a un mismo lugar. Tales celebraciones,
bien organizadas, valdrían por muchos sermones para el cambio de mentalidad que
se desea.” (RUPE 66)
Monición de
entrada
Bienvenidos
a la eucaristía en este VI domingo de Pascua, en el que se nos invita a tener
un recuerdo y una oración para el mundo de la salud y la enfermedad, para los
enfermos, sus familias y los profesionales de la salud. Es la Pascua del
enfermo y en ella recordamos a todos los que trabajan y viven junto al dolor y
el sufrimiento poniendo esperanza a la vida.
Nos
reunimos en torno a la mesa para fortalecer y expresar la unión con Cristo y
con los hermanos. Cristo, el Señor Resucitado, nos invita a amarnos como él nos
ha amado y a encontrar en la fe del Bautismo la fuerza para amar y vivir.
Unidos a Él podremos amar a cada persona como él mismo nos ama.
Que
la eucaristía ayude a nuestra comunidad parroquial a tener al Señor como raíz,
centro y modelo de nuestra vida cristiana. Que su Espíritu nos convierta en
testigos de su amor en medio del mundo.
Acto
Penitencial
La misericordia de Dios se
ha manifestado en Jesucristo, unidos a Él podemos vivir y amar como Él nos ha
amado. Humildemente pedimos perdón al Señor por nuestras faltas de fe, de
esperanza y de amor.
- Por no aceptar la acción transformante de tu amor en
nosotros. Señor, ten piedad.
- Por separar la comunión contigo de la caridad con
los demás. Cristo, ten piedad.
- Por no ser testimonio de tu presencia viva y
permanente en medio de este mundo. Señor,
ten piedad.
Monición a las
lecturas
En
casa de Cornelio y movido por el Espíritu Pedro acoge en la Iglesia y pide que
sean bautizados los paganos con un mínimo pero esencial requisito: aceptar a
Cristo como el Señor y vivir conforme a su palabra. El salmo 97 es nuestra
respuesta de alabanza y proclamar la grandeza de la salvación a todas las
naciones.
La
nueva vida en el Espíritu se caracteriza por la imitación del amor de Dios
manifestado en Cristo. Nuestra vocación al amor tiene su origen en el mismo
amor de Dios que lleva a una amistad íntima con Cristo y a una novedad del
mandamiento: amarnos como Él nos ha amado, esta es la vida que hace palpable su
presencia.
Celebración
comunitaria de la Unción de Enfermos
(Terminada la homilía, si se
juzga oportuno, tiene lugar la celebración comunitaria del sacramento de la
Unción de Enfermos, que se desarrolla siguiendo el esquema propuesto a
continuación)
Queridos hermanos: En el Evangelio leemos que
nuestro Señor Jesucristo curaba a los enfermos, que acudían a Él en busca de
salud. Él mismo, que durante su vida sufrió tanto por los hombres, está ahora
presente en medio de nosotros, reunidos en su nombre, y nos dice por medio del
apóstol Santiago: “¿Está enfermo
alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, y que recen sobre
él, después de ungirlo con óleo, en nombre del Señor. Y la oración de fe
salvará al enfermo, y el Señor lo curará, y, si ha cometido pecado, lo
perdonará”.
Pongamos, pues, a nuestros hermanos enfermos en manos de Cristo, que los
ama y puede curarlos, para que les conceda alivio y salud.
(En este momento el sacerdote,
en silencio, impone las manos sobre la cabeza de cada uno de los enfermos. A
continuación, se dice la siguiente oración de acción de gracias sobre el Óleo
de los Enfermos.)
- Bendito
seas, Dios, Padre todopoderoso, que por nosotros y por nuestra salvación
enviaste tu Hijo al mundo.
Bendito
seas por siempre, Señor.
- Bendito
seas, Dios, Hijo unigénito, que te has rebajado haciéndote hombre como
nosotros, para curar nuestras enfermedades.
Bendito
seas por siempre, Señor.
- Bendito
seas, Dios, Espíritu Santo Defensor, que con tu poder fortaleces la debilidad
de nuestro cuerpo.
Bendito
seas por siempre, Señor.
Mitiga,
Señor, los dolores de estos hijos tuyos, a quienes ahora, llenos de fe, vamos a
ungir con el óleo santo; haz que se sientan confortados en su enfermedad y
aliviados en sus sufrimientos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
(El sacerdote toma el óleo y
unge a los enfermos en la frente y en las manos, diciendo la siguiente oración)
Por
esta santa Unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la
gracia del Espíritu Santo. Amén.
Para
que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu
enfermedad. Amén.
(Una vez finalizada la unción,
se recita la Oración de los Fieles de la manera que se indica a continuación)
El
Espíritu Santo que nos empuja a amar, ora en nosotros y nos hace llamar Padre a
Dios. Le presentamos al Señor nuestras súplicas.
•
Para que la Iglesia, guiada por la Espíritu Santo, anuncie al mundo, a
través de la caridad, la presencia vivificadora y salvífica de Jesucristo. Roguemos
al Señor.
•
Para que los responsables de las naciones, en instituciones políticas,
económicas y sociales trabajen por la libertad y la salud de los pueblos.
Roguemos al Señor.
•
Para que los enfermos en sus dolores, angustias, y limitaciones, se apoyen
en la fuerza de la fe y, en la comunidad cristiana, encuentren ayuda y
consuelo. Roguemos al Señor.
•
Para que los que sufren por causa del rechazo, la violencia, la
indiferencia, la falta de amor, la presencia de los cristianos como
continuación del amor de Jesucristo, les ayude a experimentar el gozo renovador
del amor de Dios. Roguemos al Señor.
•
Para que los que asisten a los enfermos y cuantos luchan contra la
enfermedad, que sean fortalecidos en su entrega y sus servicios. Roguemos al
Señor.
•
Para que todos nosotros, presentes en la eucaristía, animados por el
Espíritu Santo amemos a nuestro prójimo a la medida del amor de Jesucristo.
Roguemos al Señor.
Oremos.
Te rogamos, Redentor nuestro, que por la gracia del Espíritu Santo, cures el
dolor de estos enfermos, sanes sus heridas, perdones sus pecados, ahuyentes
todo sufrimiento de su cuerpo y de su alma y les devuelvas la salud espiritual
y corporal, para que, restablecidos por tu misericordia, se incorporen de nuevo
a los quehaceres de su vida. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén.
(Continúa la celebración de la
Eucaristía con el Credo e inmediatamente sigue el ofertorio)
(Antes
de finalizar la celebración se puede recitar comunitariamente la siguiente
oración que se habrá repartido previamente)
Oración después de la comunión
Nos
has bendecido, Señor,
con
el don de la fe que sana y salva
y en
la que todo encuentra sentido.
Señor,
en
momentos de duda y desconcierto,
cuando
se imponen el dolor y el miedo
o
domina el sufrimiento: aumenta nuestra fe,
para
descubrir tu amor entrañable,
tu
misericordia que sana las heridas,
tu
voluntad de conducirnos a la plenitud.
Señor,
que
en cada acontecimiento de la vida,
en la
salud o en la enfermedad,
en la
alegría o en el llanto,
pasemos
haciendo el bien,
siendo
testigos de tu amor que salva.
Amén
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